Ejes para mejorar el sector asegurador

 

En este año, el sector asegurador ha enfrentado más cambios que nunca, sobre todo por las tendencias actuales, el cambio climático y los nuevos hábitos del consumidor que han impactado directamente en su operación. La industria está obligada a adaptarse a la nueva realidad, y para lograrlo debe tener como ejes de su trabajo la personalización, la transparencia y la sostenibilidad.


Personalización

Los hábitos actuales y los cambios generados por la pandemia, volvieron más exigentes a los usuarios respecto a los seguros que necesitan, principalmente en los ramos Hogar, Salud y Vida. El home office trajo consigo una reducción drástica en el uso de vehículos y las personas conducen mucho menos que antes, lo cual ha traído como consecuencia la exigencia de seguros de Auto que se basen en el uso. Además, se incrementó la utilización de formas múltiples de transporte y las coberturas deben satisfacer los nuevos hábitos de movilidad. 


Digitalización y omnicanalidad

Las expectativas del cliente cada vez son mayores: busca omnicanalidad, autoservicio y absoluta transparencia en todo lo que tenga que ver con su seguro. El usuario exige poder realizar cualquier trámite o gestión de siniestros desde cualquier dispositivo, así como tener la posibilidad de consultar en línea las reclamaciones y conocer las novedades más importantes sobre sus pólizas.


Nuevas necesidades, nuevos seguros

El carácter impredecible de los riesgos, sobre todo aquellos que tienen que ver directamente con el cambio climático o la ciberdelincuencia, necesitan seguros más específicos, como los paramétricos. Los seguros paramétricos ofrecen indemnizaciones previamente definidas basadas en hechos particulares, independientemente de los daños reales causados por un siniestro.

La mayoría de este tipo de pólizas tienen que ver con los riesgos climáticos, pero también ofrecen la posibilidad de protegerse ante una gran cantidad de eventos, simplifican los procesos y, gracias a que los parámetros se definen desde el principio, no hay necesidad de cuantificar los daños reales.


Fuente: Füture